domingo, noviembre 01, 2015

Crítica: El marciano

No suelo hacer reseñas de libros o películas pero, por esta vez, haré una excepción.

The martian es la primera novela de Andy Weir, un ingeniero estadounidense que ha logrado el viejo sueño americano: autopublicarse su novela, alcanzar el éxito gracias al boca a boca y ser catapultado a la fama gracias a que Ridley Scott la ha llevado al cine.

La idea es sencilla: durante una expedición a Marte un astronauta es dado por muerto por el resto de la tripulación, que abandona el planeta dejándolo a su suerte. Se han hecho otras obras con argumentos muy similares pero esta destaca por dos cosas.

La primera es su detallismo técnico, que alguien definió como un "orgasmo para ingenieros". Tanto detallismo puede resultar algo tedioso en la novela para los no iniciados en la ciencia ficción. No obstante, también tiene gazapos científicos, algunos difícilmente justificables como esa furiosa tormenta de polvo, que en la realidad apenas sería perceptible. Ya puestos a ser realista, poco hubiera costado rematarlo.

El segundo gran detalle es el sentido de humor que exhibe el protagonista en toda la obra, más preocupado a veces en saber porqué Aquaman puede controlar los peces que en lloriquear por su desgraciada existencia. Además, como está solo en Marte puede permitirse hacer lo que le dé la gana. Como si se quiere reclamar emperador del planeta.

Como puntos negativos destaca que Weir no termina de dominar las escenas con muchos personajes, que resultan algo confusas. Además, toda la obra está excesivamente "americanizada". Bueno, vale, hay un astronauta alemán por ahí y nos enteramos de que los chinos saben lanzar cohetes. Pero, si tenemos en cuenta que hoy mismo en Marte hay una sonda europea y una india, imaginémonos cómo estará de repartido el pastel en el 2030. Finalmente, resulta extraño que Watney no mencione en ningún momento a los seres queridos que ha dejado atrás (¿no echa de menos a sus padres, su esposa, sus hijos, sus amigos, su perro...?).

La película, para bien y para mal, sigue los pasos de la novela. Repite algunos errores: esa tormenta de polvo, esa familia inexistente de Watney y americanismo por los cuatro costados. También podría haber añadido todavía más humor
. Entre las mejoras, sin duda, es que prescinde de las farragosas descripciones técnicas de la novela.

En resumen, una novela y una películas decentes, que destacan sobre todo por su sentido del humor e intentar ser fieles a la realidad, sin excesos de efectos especiales y explosiones.

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